- Ana
Empezar a meditar

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Si la frase «la peor tragedia de un ser humano es no conocerse» es cierta, entonces que un ser humano llegue a conocerse bien es lo mejor que le puede pasar.
Ese conocimiento puede ser producto de la meditación.
¿Puede ser eso aburrido?
Claramente, no.
Qué es meditar
Muchas personas creen que meditar es sentarse en posición de loto, con la espalda muy derecha, cerrar los ojos y poner la mente en blanco durante horas. Seguramente, hay en el mundo personas capaces de utilizar una técnica así para meditar. Pero hay otras formas de aproximarse a la meditación.
Para los que practican yoga, meditar es un estado de conciencia, de hecho, de pura conciencia. La palabra en inglés es awareness y en sánscrito chit, que por definición es consciencia total, consciencia pura, cuyo único objeto es ananda, la felicidad suprema.
Qué resuelve la meditación
Sucede con demasiada frecuencia que pasamos el día sin darnos cuenta de muchas cosas de las que hacemos. A veces no recordamos qué desayunamos, llegamos al trabajo y nos preguntamos qué semáforo nos pasaríamos en rojo porque no recordamos nada del trayecto, no tenemos claridad si hay o no suficiente jabón y compramos uno nuevo que no necesitábamos. Sentimos que deberíamos estar felices porque tenemos familia, salud y trabajo, pero no lo estamos y no entendemos el porqué. Sabemos que nos sentimos felices horneando galletas y nunca hemos pensado ni siquiera que esa podría ser una solución.
La esencia de la meditación es la conciencia.
Es como si te invitaran a atravesar un bosque. Puedes hacerlo rápidamente, siguiendo el sendero y llegar a la meta cuanto antes. O puedes mirar los árboles, los líquenes de los troncos, los diferentes tonos verdes, sentir el frio, ver la luz y cómo entran los rayos del sol, escuchar tus pasos y el sonido del viento cuando viaja por las hojas. ¿Cuál de estas dos travesías parece más entretenida, memorable y útil?
Al tomar conciencia de lo que te rodea, estás tomando conciencia de ti mismo en ese contexto, te estás haciendo parte del bosque y lo estás conociendo y descubriéndote a ti mismo en el bosque.
¿Requiere meditar mucho esfuerzo de tu parte?
Tal vez al comienzo, te sientas extraño. Pero incluso esa sensación es válida en el tomar conciencia. Volvamos al bosque. Al principio, te sentirás incómodo, temeroso, estás en un terreno desconocido. Luego, cuando te das cuenta de que todo está bien, dedicas un poco más de tiempo a ver los detalles de las ramas, los nidos, las distintas formas de las hojas, el olor del bosque.
Habrás logrado concentrarte en el bosque en la medida en que discurres por él.
Sucederá algo similar en la meditación: irás tomando conciencia de las cosas que están sucediendo una a una, tratando de verlas, sentirlas, conocerlas. Les dedicarás tiempo, te concentrarás en ellas.
Qué haces durante la meditación
Básicamente, meditar se trata de mantener un flujo constante de tomas de conciencia, de concentrarte en lo que sucede en tu cuerpo, afuera de tu cuerpo y tu mente. Al concentrarte, evitas que la mente pase en desorden de un pensamiento a otro.
En la medida en que aprendas técnicas, lograrás concentrarte cada vez más rápido y mejor.
¿Qué cambiará si aprendes a meditar?
Meditar te permitirá conocer el bosque tal y como es.
Al focalizarte en los detalles, tomar conciencia de lo que te pasa, sin juzgar, solo dejando que el bosque sea bosque y que tú seas tú, la mente se abrirá y se liberará. Caminarás tranquilo, observando, captando, escuchando, dándote cuenta de lo que hay. Y no necesitarás calificar si es mucho o poco, bello o feo. Solo ser consciente de lo que hay. Podrás ser libre. Darte permiso a ser, sentir, pensar. Sin pretender ser nada diferente a lo que eres.
Al concentrarte así en ti mismo, dejarás de perderte en pensamientos y emociones. Vendrá la calma. La vida seguirá dando sorpresas, pero tus reacciones serán nuevas, porque tienes claridad de quién eres y qué esperas de tu existencia.
Con la práctica de estar tomando conciencia todo el tiempo -no solo en esos minutos especiales que te regalas cada día- estarás meditando, es decir, en un estado permanente de conciencia pura, de atención a tu vida.
Relación del yoga y la meditación
Puedes meditar sin practicar yoga, pero no puedes hacer yoga sin meditar. La razón es simple: lo esencial del yoga es el autoconocimiento. Conocer tu cuerpo, tu mente, tus emociones te permite encontrar, sanar, exaltar, usar, mejorar, transformar tu ser. Solo es posible transformarte si te conoces bien tanto como solo es posible caminar tranquilo por el bosque si estás seguro de conocer el camino. Por eso, conocerte es lo mejor que te puede pasar.
Al practicar yoga aprenderás diferentes técnicas de meditación que te permitirán mejorar tu autoconocimiento, liderazgo y control de emociones. Además, podrás intercambiarlas para no aburrirte.
Aunque, vas a ver, tener sensaciones, emociones y buenos pensamientos es bastante entretenido.
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Redacción: Katy Schuth B.