La vida moderna y la tecnología nos hacen olvidar que todo lleva tiempo, y que no podemos apresurar los resultados desde nuestra razón, necesitamos recordar que la disciplina y las pequeñas acciones día a día son las que construyen los grandes cambios a futuro.
¿Cuántos de nosotros no hemos visto a nuestros profesores de yoga o la los modernos yogi súper star haciendo unas posturas tan increíbles, que desafían toda la razón humana?
El cuerpo humano puede llegar a hacer cosas increíbles, de hecho, en cada uno de nosotros está el potencial de hacer todas aquellas cosas que tanto admiramos de los demás. Y aunque no lo creas lo único que se interpone para alcanzar ese potencial, es tu ego.
Es precisamente cuando tu ego tiene el control de tus acciones cuando te olvidas por completo que tu cuerpo – tu vehículo – es quien te llevará en ese camino hasta tu potencial, y que no seguir las normas de tu vehículo, sus necesidades y limitaciones es una receta para no avanzar en tu practica y aun peor una receta para lesionarlo y agredirlo.
Cuando muchos iniciamos nuestra practica tenemos el deseo de hacer el paro de cabeza, o posturas de flexibilidad extrema, nuestro ego nos lleva al límite del deseo, se vuelve un reto tan aspiracional que, sin darnos cuenta, casi de una forma inconsciente, nos presionamos a nosotros mismo a prácticas extremas que atentan contra nuestro bienestar.
Y está bien tener deseos y aspiraciones, eso es lo que nos mueve al cambio, a la evolución, pero cuando le entregamos las riendas del deseo al ego – y no al Ser – es cuando perdemos comunicación con nuestro cuerpo. Nuestro cuerpo sabe cuándo necesita alimento, descanso, actividad, nos avisa cuando corremos riesgo, incluso el cuerpo manifiesta cambios cuando nuestra intuición está dándonos un aviso etc. En realidad, nuestro cuerpo es más inteligente que nuestra razón.
La vida moderna y la tecnología nos hacen olvidar que todo lleva tiempo, y que no podemos apresurar los resultados desde nuestra razón, necesitamos recordad que la disciplina y las pequeñas acciones día a día son las que construyen los grandes cambios a futuro.
Cuando entiendes esto - realmente lo entiendes y lo integras en ti - sabrás que la meta del yoga no es pararte en la cabeza, ni doblarte como un pretzel, la meta es el camino que recorres para llegar allí: entender cuáles músculos debes usar y en qué manera, cuáles cierres energéticos necesitas, que emociones y limitaciones te son reveladas – para sanar y transmutar -, donde necesitas flexibilizar y fortaleces tu cuerpo para llegar a esa postura mágica sin lastimarlo, ni agredirlo. Y lo más importante cuáles son sus límites.
Al final del camino y de una practica consciente, entenderás que la meta del yoga es recuperar la capacidad de leer las señales del cuerpo, que tu cuerpo se trabaja: no pensado a dónde quieres llegar, sino aceptando donde está hoy.
Es esencial que entiendas que tu ego quiere llegar a la postura, pero tu Ser quiere que tu cuerpo llegue a ella a su ritmo, respetándolo y honrándolo. Es por esto que los invitamos a participar en el yoga challenge #yoga4chakras de @yogamar.ecoretreat @alchemyway @anishayoga donde la meta nos es tomarte fotos de portada, sino que entiendas como hacer de forma segura, como calentar y cuáles son los beneficios de las asanas.
Es indispensable que te pongas como tarea conocer tu cuerpo, sus señales, descifrar los síntomas de cada emoción que vives, de cada dolor, de cada experiencia. Mientras más conozcas tu cuerpo más chance de avanzar y crecer tienes.
Seguramente en algún futuro lejano o cercano, cuando estés enrollado como un pretzel, montado en tu paro de cabeza o en pincha, lo último que vendrá a tu mente será haber logrado la postura, porque vas a tener una relación tan íntima con tu cuerpo y tu Ser, que finalmente entenderás que nada tiene más valor que habitar en consciencia y presencia.